14 junio 2021

Hoy día no es objeto de duda la importancia de las fuentes de energía renovables para reducir el impacto ambiental y lograr al mismo tiempo un mayor ahorro energético. 

Teniendo en cuenta que más del 80% del consumo energético de un inmueble se emplea para la climatización, independientemente del uso que este tenga (residencial, industria o comercio), existen dos sistemas que han ganado enorme protagonismo en los últimos años ya que permiten acceder a la energía a bajo coste y son sostenibles: aerotermia y geotermia

Ambas pueden proporcionar calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria durante todo el año. 

En el caso de la geotermia, utiliza la estabilidad de la temperatura del suelo (18ºC) para la generación térmica, mientras que la aerotermia utiliza el aire circundante exterior.

Ambas funcionan con tecnología de bomba de calor, permitiendo un intercambio de energía entre dos fuentes, mediante lo cual se extrae temperatura del exterior, llevándola al interior, y viceversa

Para elegir entre aerotermia y geotermia es importante conocer las características de cada una, así como las circunstancias de cada caso para poder decidir cuál se adapta mejor a tus necesidades.

Por un lado y respecto a eficiencia, el rendimiento estacional de un sistema de aerotermia permite obtener hasta 3 kwh térmicos por cada kwh eléctrico consumido, mientras que un sistema de geotermia obtiene 6 kwh por cada kwh eléctrico

La diferencia fundamental entre ambas radica en que la geotermia siempre intercambia temperatura contra un entorno constante de 18ºC mientras que la aerotermia lo hará contra la temperatura exterior en cada momento y, por lo tanto, al tener que dimensionarse para trabajar contra un entorno cambiante y más restrictivo (ya que este puede encontrarse en una horquilla desde -10º a 45º, en función de la ubicación y época del año) necesita mayor potencia y por ende su consumo es mayor que el de la geotermia, de ahí que sea menos eficiente.

Respecto a la estética, la geotermia prescinde de elementos exteriores, todos sus equipos se concentran en una pequeña sala técnica (normalmente ubicada en el garaje o cuarto de instalaciones), mientras que la aerotermia cuenta con una unidad exterior para la que habrá que reservar un espacio (normalmente en cubierta). Esta es otra ventaja de la geotermia respecto a la aerotermia ya que, además de que no ocupa un espacio exterior aprovechable, todas las tareas de mantenimiento se realizan en un solo lugar interior, lo cual es positivo por seguridad y simplicidad.

La geotermia intercambia calor con el terreno mediante una serie de perforaciones ocultas en la parcela o sótano por donde circula agua. Estas perforaciones son inocuas, sin afecciones medioambientales o arqueológicas, y su realización es rápida (un día por perforación de media). No obstante, aunque actualmente es difícil encontrar situaciones en las que no sea posible perforar por cuestión de acceso de maquinaria, es posible que se dé este caso. En el caso de la aerotermia no encontramos este posible inconveniente.

En el aspecto económico, aunque esto dependerá de las circunstancias de cada instalación, lo habitual será que la geotermia requiera una inversión inicial algo más elevada que la aerotermia, aunque la mayor eficiencia de la geotermia permite recuperar esa diferencia en un tiempo más que razonable (entre 3 y 8 años en función del uso del inmueble y su ubicación, como factores principales), lo cual teniendo en cuenta que un sistema geotérmico se diseña para que cubra toda la vida útil de un inmueble (100 años), nos hace pensar que es una inversión acertada.

Respecto a las instalaciones interiores del edificio, son idénticas para ambas opciones, es decir, técnica y visualmente los materiales y equipos utilizados en conductos, suelo radiante y equipos de climatización son los mismos.

Como podemos ver, existen diferencias entre ambas tecnologías, no obstante, hay que destacar que ambas, sea cual sea la decisión final, son las opciones más eficientes y sostenibles que pueden seleccionarse para climatización.