18 abril 2022

En muchos casos, las aplicaciones prácticas preceden a la investigación científica y a los desarrollos tecnológicos, la energía geotérmica es un buen ejemplo de esto. Desde comienzos del siglo XIX los fluidos geotermales han sido explotados por su contenido energético, siendo en 1827 cuando se desarrollaron soluciones industriales para utilizar el calor de los fluidos en el proceso de evaporación, al igual que para el aprovechamiento de su energía mecánica (elevadores a presión, bombas centrífugas, …, etc.)
Buena parte de estas primeras aplicaciones tuvieron lugar en Italia, concretamente en la región de la Toscana, donde pueden observarse ejemplos en la industria de producción de ácido bórico (1910) e incluso ya en la climatización de invernaderos, edificios industriales y residenciales (1930). Posteriormente y en paralelo fueron apareciendo desarrollos en el resto de Europa (por ejemplo, a partir de 1928 en Islandia, donde se inició la explotación de sus fluidos geotermales para, principalmente, agua caliente y calefacción doméstica) y Estados Unidos (en 1892 entró en operación el primer de calefacción geotermal de distrito, en Boise, Idaho). Tras la segunda el foco del desarrollo industrial de la geotermia se centró en la producción de electricidad, no obstante, la aplicación en climatización fue madurando y creciendo y, aunque a menor ritmo, hoy representa más del 13%, teniendo en Islandia, Francia y Hungría históricamente una mayor presencia y, desde 2010, en otros países como por ejemplo Alemania o países Bajos donde se puede observar un importante desarrollo. Hoy en día la madurez de la tecnología permite que la geotermia cada vez sea más conocida en cuanto su aplicación en climatización y las instalaciones en España crecen exponencialmente cada año toda vez se observan los buenos resultados en cuanto a confort y eficiencia de aquellas que van quedando conectadas.